viernes, 31 de marzo de 2006

El Motor de Partida de El Hombre de la Rama


Hola amigos de la banda El Hombre de La Rama
A continuación ofrecemos un extracto del documento de postulación al Fondart de fomento a la música nacional, del año 2005, en el cuál nos fue mal, pero que sirvió para establecer de manera clara nuestra declaración de principios. Allá vá.

"... Los músicos miembros de El Hombre de La Rama somos nacidos entre los años 1976 y 1981. Crecimos siendo parte de una generación altamente marcada por la influencia del rock y el pop de orígen anglosajón de las décadas de los 80’s y 90’s. De este mismo orígen es la música de décadas anteriores, que luego “descubrimos” de manera indirecta, ya sea a través de familiares, amigos, la academia, etcétera. Además, por esta misma vía, se agregan a nuestro bagage musical estilos como el jazz; y otros que tuvieron su época de esplendor hace muchos años atrás y que, unos más que otros, aún mantienen algunos espacios de vigencia. Nos referimos especialmente a la música de raíz latinoamericana, con estilos como el tango, el bolero, la cueca, la tonada, la salsa y música caribeña en general; música brasileña, colombiana, peruana, etcétera. También llamó nuestra atención tanto la música americana de procedencia aborígen, como la altiplánica y mapuche; como la música de otros lugares del mundo, como la africana, la india y la australiana; todas manifestaciones que consideramos ricas en recursos expresivos y de contenido.

La academia (léase escuela de música, profesor particular o estudios informales con métodos formales) nos acercó al ya mencionado jazz y a la llamada música docta.

Toda la información desprendida de nuestro aprendizaje, gustos e influencias (que prácticamente nos hace equiparar en importancia a todos los estilos mencionados anteriormente), se ve explícitamente reflejada en nuestra manera de hacer música. Estamos concientes de que gran parte, sino la mayoría, de los músicos se especializan en desarrollar un estilo en particular, sea éste rock, pop, jazz, folclore u otros. Lo que nosotros, músicos de El Hombre de la Rama, tenemos en común, es que no queremos dejar de lado ninguna de nuestras influencias a la hora de hacer música. Construimos tomando elementos de diferentes partes. Estos elementos pueden ir mezclados en una sola canción, o puede haber temas hechos exclusivamente en un estilo. No hay nada premeditado, sólo dejamos que actúe el instinto.
Nuestros conocimientos académicos y la experiencia musical que tenemos hasta el momento, son importantes en cuanto a ordenar esta información, porque tampoco es nuestra intención hacer una masa musical caótica y a la vez hermética, que sólo nosotros, u “oídos refinados”, puedan entender. Tratamos de respetar el espíritu de cada estilo (en la medida de lo posible), aunque varios formen parte del mismo tema.

A su vez, trabajamos el que las canciones mantengan una línea de coherencia, equilibrio y elegancia; que no sean una majamama de mal gusto o un collage de cosas “pegadas” sin ningún sentido. También nos interesa que el material sea accesible para el público “común y corriente”, cosa que incluso tomamos como un verdadero desafío.

Por estas razones es que denominamos nuestro trabajo como Música Fusión, porque realmente ninguno de nosotros está por enmarcarse en un solo estilo. Curiosamente, a partir de esta modalidad de composición, creemos haber desarrollado un sonido coherente e identificable; por lo que pensamos sinceramente que nuestro trabajo va bien encaminado.

Así es, entonces, como en nuestras canciones se oyen claramente elementos de la música de raíz latinoamericana en general y chilena, en particular; pero, a manera de proceso sincrético, estos elementos van entrelazados con nuestras influencias venidas desde el rock, el funk, el pop, el Hip Hop y el jazz; música de raíz anglosajona que tenemos muy internalizada y de la cual no renegamos en absoluto. Todo lo contrario, nos parece una muy valiosa fuente de inspiración.

Sabemos que la música fusión tal como la hacemos no es nueva, que en Chile hay varios exponentes. Incluso nos atrevemos a pensar que, de alguna manera, en gran parte de la música popular chilena se puede encontrar elementos fusionados de distintas realidades. Humildemente pensamos que nuestro real aporte vendría a ser la creación de un sonido joven, en un formato austero y propio del rock anglo (dos guitarras, bajo y batería), con el que pretendemos desarrollar estilos que, aparentemente, no responden a esta formación. Un sonido sin prejuicios (que a algunos les podría parecer incluso “inescrupuloso”); con el cual tratamos de hacer un trabajo lo más elegante posible, lo más pulcro posible, y de abarcar una área más amplia que la que, a nuestro entender, una banda fusión normalmente cubre acá en Chile (generalmente se circunscribe a los binomios jazz-folclore, rock-folclore o jazz-rock).

Por otra parte, tenemos la intuición de que nuestra tendencia artística no es casual, ya que nosotros (y por extensión nuestra música) somos producto de nuestro tiempo y que, por lo tanto, no estamos solos en este tipo de inquietudes. Seguramente otros músicos de nuestra generación están siguiendo el mismo camino e, igualmente, la gente joven esta absolutamente preparada para oír estas manifestaciones musicales. A partir de esto, nuestro objetivo también es ser reconocidos como una manifestación propia de la juventud chilena, una juventud abierta a la gran diversidad de estímulos culturales que se generan en el nuevo mundo globalizado.
Por último:
No podemos ir a competir con los gringos tocando a la pata música gringa… El rock, el pop y el jazz ya son patrimonio universal. Nosotros pensamos que la mejor manera de hacerlos acá en Chile, es con los materiales que nos ofrece nuestro país, con lo que nos resulte más familiar.
Está bien creer en el Viejo Pascuero (Santa Claus). Pero no hay para qué ponerle tremendo abrigo en pleno diciembre, con 30º de calor…"